Al menos uno de cada siete niños y adolescentes de todo el mundo, entre los 10 y 19 años, sufren de enfermedades mentales diagnosticadas.
El panorama se agrava aún más si se tiene en cuenta que cerca de 46.000 se suicidan cada año, lo que significa más de una persona cada 11 minutos.
Así lo reveló el informe anual del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) sobre el estado de la salud mental en la niñez.
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La importancia de la salud mental
El estudio, titulado ‘Estado mundial de la infancia 2021. En mi mente: promover, proteger y cuidar la salud mental de la infancia’, es el análisis más completo hecho por la entidad sobre este tema.
Asimismo, señala que antes de la pandemia, la infancia y la adolescencia ya sufrían estos problemas “sin que se hicieran las inversiones necesarias para solucionarlos”.
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De hecho, demuestra que la salud mental es un asunto al que las políticas públicas no les prestan mucha atención.
Sin embargo, su implicación es tan alta que puede llegar a afectar la salud y la educación de los menores de edad, así como para desarrollar su pleno potencial.
Entre las enfermedades mentales, las más comunes son la depresión y la ansiedad, que representan alrededor del 40%.
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A estos problemas se suman el trastorno por déficit de atención/hiperactividad, el trastorno de la conducta, la discapacidad intelectual, el trastorno bipolar, los trastornos alimenticios, el autismo, la esquizofrenia y un grupo de trastornos de la personalidad.
Pese a la crítica situación, Unicef advierte que el gasto gubernamental promedio en salud mental en todo el mundo representa apenas el 2,1 por ciento del gasto promedio en salud en general.
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