El mundo de las grandes finanzas internacionales se sacudió el pasado 5 de junio. Richard Robinson, dueño de la editorial estadounidense Scholastic (avaluada en 1.200 millones de dólares), murió de manera repentina a los 84 años. El hecho tuvo lugar durante un paseo en Martha’s Vineyard.
Su fallecimiento dejó un notable duelo entre sus amigos y allegados. Pero, posteriormente, una noticia tomó a todos por sorpresa. Se trata de su testamento, el cual dejó boquiabiertos a todos, especialmente a sus familiares.
Una empresa exitosa
Scholastic es famosa por publicar libros educativos, así como también de superventas como Harry Potter y Los Juegos del Hambre. Partiendo de esto, ya te podrás imaginar que se trata de una empresa millonaria y muy importante en el sector. Por esta razón, se creía que su dueño la dejaría en herencia a sus descendientes para mantener el legado familiar.
¡Oh sorpresa!
Lo cierto es que la realidad estuvo lejos de eso. Pues resulta que sus hijos Ben y Reece, su ex esposa Helen, y sus hermanos fueron excluidos del documento.
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En él solo aparece mencionada una mujer llamada Lole Lucchese, quien era su ex pareja y amante, además de la vicepresidenta ejecutiva y directora de estrategia de la empresa.
Esta mujer tiene la cuota mayoritaria de las acciones de Scholastic y ahora es la destinataria de todas las posesiones personales de Robinson. Así reza el testamento que fue revisado por The Wall Street Journal.
“Mi socia y amiga más querida”
Después de que trascendió esta historia, se conoció que el testamento fue escrito en el año 2018. En él, Richard definió a su hoy heredera como su “socia y amiga más querida”.
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Su relación clandestina, según entrevistas que se hicieron a familiares y empleados de la editorial, era un secreto a voces. Sin embargo, muchos dijeron que el romance se había terminado hace varios años.
Posible batalla legal
Como era de esperarse, los deseos de Robinson causaron descontento entre sus familiares, lo que podría desatar una larga batalla legal.
Pero, según se sabe, ninguno de los hijos del multimillonario trabajaba en la editorial. De hecho, uno de ellos es documentalista y el otro se dedica a la industria maderera. En cambio, la ex esposa sí trabajó en la empresa pero hasta el 2003, año en el que se desentendió totalmente de la compañía por causa de la separación.
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Por su parte, Lucchese (54 años) entró a Scholastic en 1991 y no dejó de ascender puestos en la compañía aportándole sus conocimientos. Por esta razón, también se cree que, más allá de haber dejado una herencia porque sí, el magnate habría pensado en quién sería la persona más apta para seguir con la compañía adelante.
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